El interés, una emoción positiva que nos arrastra a nuevos caminos.
Puede sonar extraño el título, algunos pueden pensar “¿El interés es una emoción?, ¿y positiva?”. Sí, y sí. Es una emoción y es positiva.
Barbara Fredrickson (psicóloga norteamericana y una de las grandes estudiosas y escritoras de temas de psicología positiva), en su libro “Positivity” describe el interés como:
“A pesar de que te sientes completamente bien, algo nuevo o diferentes capta tu atención, llenándote con una sensación de posibilidades o misterio. A diferencia de las emociones positivas de la alegría y la serenidad, esta nueva circunstancia requiere esfuerzo y atención de tu parte. Estas realmente fascinado. Te sientes empujado a explorar, a zambullirte completamente en aquello nuevo que has descubierto. Como cuando ves un nuevo camino en e bosque y quieres saber hacia dónde te lleva. Cuando descubres un nuevo set de desafíos que te permiten construir tus habilidades y fortalezas, ya sea cocinando, bailando, cantando, etc. Ese libro que empezaste a leer y te llena de nuevas ideas.
Cuando estás interesado, te sientes abierto y realmente vivo. Puedes sentir, literalmente, cómo tus horizontes se expanden en tiempo real, y junto con ellos, todas tus posibilidades. Un gran pull de intereses a explorar, te permite generar nuevas ideas y aprender más”.
Cuando leí esta explicación (que se apalanca en varios estudios, a partir del año 77’ en adelante, siendo uno de los últimos el de Csikszentmihalyi en el año 90’, con su libro Flow) me di cuenta que a lo largo de toda mi vida el interés ha sido crucial y ha forjado mi realidad actual, tal como es… Tal como soy.
Muchas veces me encontré en la situación de contar qué hacía. Cuando me preguntaban ¿y además de xxxxx qué haces?, siendo ese xxxx colegio, universidad, trabajo, es decir, lo ordinario y típico según la etapa en que estaba.
Y mi respuesta no era corta. No, para nada. Mi respuesta era más bien larga. Quizás hasta agotadora, con un sinfín de cosas (muy diversas entre ellas) que ocupaban mi tiempo.
Eso me llevó a hoy, ¿qué he hecho? ¿qué “soy”?: Ingeniero Comercial, Coach Ejecutivo Certificado, Certificada en Extended DISC, Cinturón negro 3er DAN de Kickboxing (22 años de entrenamiento), ex seleccionada nacional de Water Polo, Concertista en violín (estudié desde los 8 a los 18 años)…. Ufffff y así muchas otras cosas, nombres, títulos, muchos otros “soy”.
Si me voy a los libros leídos, voy desde mis preferidos en 5º básico “La isla del Tesoro” (365 páginas, aún lo recuerdo) y “Azabache”, pasando por las crónicas de Narnia, Siddharta, Alexandros, libros de medicina, de neurología, de deporte, psicología, coaching, psicología positiva…. (las 50 sombras de Grey también… son cultura general…)
Siempre fue normal para mi el sentirme atraída por algo y comenzar a estudiarlo (agradezco a la vida y al Universo el que mis papás eran de la ideología de apoyar nuestros intereses, además de tener la posibilidad de hacerlo). Y la sensación que me envolvía (y me envuelve) cuando comienzo con algo nuevo, algo que me atrae, es realmente exquisita: me sumerjo en un mundo nuevo, que tiene todo por explorar, que tiene todo para entregarme, para ayudarme a crecer. Me encanta aprender, me encanta conocer cosas nuevas, me encanta descubrir…
Y recién cuando leí el libro de Barbara Friedrickson “Positivity” -el año 2013- y conocí el “interés”, me di cuenta que es una de las emociones potentes que me mueven.
Una vez que lo conocí, comencé a prestar más atención, a estudiar cómo las personas interactuan con el interés y cómo éste puede afectar la vida y su desarrollo.
August von Kotzebue (dramturgo alemán del siglo 18) decía que “El interés es la rueda principal de la máquina del mundo”, y tenía toda la razón.
Yo lo entiendo como la emoción del interés, aquella que nos lleva a investigar, descubrir y crear.
El interés nos mueve, nos ayuda a evolucionar… El indio Aryabhata y el filósofo griego Aristarchus de Samos se oponían a la idea de un sistema donde la Tierra fuese el centro de el universo. Copernico logró dar soluciones matemáticas al modelo heliocéntrico.
Galileo Galilei tomó el telescopio reflector creado por Newton, encontró cráteres en la Luna, satélites en Júpiter… y así se sucedieron uno tras otro diversos científicos, hasta llegar a Halley, que en el año 1704 acuñó el término de “Sistema Solar”.
Y todo ello movidos por el interés. Sin interés, seguiríamos pensando que la Tierra es el centro del Universo y, quizás, que además es plana.
Este es el poder del interés.
¿Qué hace que los niños aprendan cosas nuevas?; ¿Qué los mueve a investigar comidas, colores, lugares y sensaciones desconocidas?
Es en la infancia cuando todos los seremos humanos demostramos el mayor nivel de interés y quizás parezaca obvio: al ser niños hay mucho que no conocemos y todo es nuevo.
¿Les cuento algo? Cuando somos grandes (o mayores, como me corregiría mi hermana “menor”) también hay muchísimo por conocer, por explorar, por aprender. Quizás más que cuando somos niños. El universo de posibilidades que se nos abre es casi infinito y la capacidad para llegar a ellas es mucho mayor. Sólo hay que tener las ganas, hay que activar el interés.
“El hombre feliz es el que vive objetivamente, el que es libre en sus afectos y tiene amplios intereses, el que se asegura la felicidad por medio de estos intereses y afectos que, a su vez, lo convierten a él en objeto de interés y el afecto de otros muchos”
Bretrand Russell explica muy bien cómo el sentir interés aporta a nuestra felicidad y a la forma en que nos relacionamos con el resto.
El interés es una excelente herramienta para mejorar la comunicación y las relaciones a todo nivel. Para generar relaciones potentes y duraderas.
Más de alguna vez habrán escuchado el término (bastante manoseado) “Escucha activa y efectiva”; y quizás parte de su definición que dice (más o menos)“escuchar con real interés lo que dice el otro”. ¿Qué significa escuchar con real interés?, simplemente escuchar poniendo toda nuestra atención, queriendo realmente entender, siendo capaces de indagar, de preguntar de forma apreciativa… de mostrar INTERÉS. Y dado que éste es una emoción, debemos sentirlo. Y cuando lo sentimos, se nota, se expresa, se irradia. Y genera conexión, confianza, fluidez en la comunicación y relaciones robustas.
¿Cómo se sienten cuando alguien está realmente interesado en lo que estamos diciendo, en nuestro punto de vista? ¿Qué sensaciones nos embargan?
Es agradable, ¿cierto?. Entonces seamos generosos y hagamos sentir lo mismo a quienes estén hablando con nosotros.
La emoción del interés tiene tantas aristas, es tan potente, que podría seguir eternamente escribiendo… pero claramente perdería su interés. J
Los desafío a interesarse, a reencantarse con el explorar, el aprender, el conocer, el reconocer, el escuchar, el indagar. La sesansación que experimentarán es increíble y motivante.
¿Cuándo fue la última vez que sintieron interés legítimo y poderoso, y se dejaron llevar por él?
Les dejo la tarea!
Un abrazo
FranDiDo
