Una de las cosas que me quedaron grabadas en la mente y en el corazón, luego de terminar el Diplomado en Bienestar Organizacional (DBO) de LEAD Institute, es que los resultados y el bienestar van de la mano. Resultados con bienestar o bienestar con resultados. Esa es la fórmula que permite que ambos se sostengan en el tiempo, de manera exitosa.
Hace un par de semanas estaba dando una charla a un grupo de 6 gerentes generales de empresas de diferentes industrias, sobre la importancia de generar una cultura orientada a los resultados con bienestar…
…la verdad no me gusta mucho como suena el concepto de “charla” ya que implica que yo estaría adelante hablando, ellos sentados escuchando. Y eso no puede estar más alejado de la realidad de lo que fue, de lo que soy y de lo que me gusta que suceda en estas instancias. A pesar de que fui invitada a dar una charla eso no fue lo que hice… asique comenzaré de nuevo:
Hace un par de semanas estábamos en una conversación con 6 gerentes generales de empresas de diferentes industrias chilenas y planteé la importancia de generar reflexión en torno al logro de resultados acompañados de bienestar, de manera de que ambos fuesen sostenibles en el tiempo, logrando activar, desarrollar y expandir las fortalezas individuales, grupales y organizacionales.
A todos les hizo pleno sentido y la conversación comenzó a animarse, entrando en el análisis de casos específicos de algunas de las empresas presentes y cómo si se hubiesen preocupado del bienestar (o del resultado según fuese el caso) en forma conjunta con la otra variable, esto habría permitido la emergencia de algo diferente. Algo mejor.
Estábamos en esta conversación, cuando uno de lo gerentes generales presentes me hizo una pregunta (que en los últimos meses me han hecho en incontables ocasiones, y que ha salido en más de una conversación con amigos) que derivó en la siguiente interacción[1]:
GG: “Francisca, mi gran problema es cómo logro alinear a toda la organización con nuestra misión”
Yo: “A qué te refieres con alinear a toda la organización”
GG: “O sea, hicimos un proceso de planificación estratégica completo hace unos meses donde participaron todos los gerentes y varias personas de diversas áreas. Definimos objetivo, planes de acción, responsables, etc. Lo típico. Pero ya han pasado 2 meses y aún no se ha activado nada de lo que dijimos que haríamos”.
Yo: “¿Me puedes describir en conductas específicas a qué te refieres con que la organización esté alineada?”
GG: “Ufff. A ver: que conozcan claramente hacia dónde vamos, cómo lo vamos a hacer, quiénes son los responsables y cuáles son los tiempos”.
Yo: “¿Y eso quedó claro en la planificación estratégica?
GG: “Claro! Generamos grupos de trabajo por cada uno de los pilares y planes. Todos saben perfectamente qué tienen que hacer”
Yo: “O sea, todos están alineados con la planificación estratégica”
GG: “Sí. O sea no, porque no han avanzando en nada”
Yo: “El problema parece que no es la alineación, sino la sintonía…”
GG: “…”
Este caso, que fue modificado exageradamente en el diálogo de manera de mostrarlo más claro, es algo que durante el año 2019 se me repitió en incontables oportunidades: conversando con gerentes generales, en reuniones de Directorio, en conversaciones con amigos que piden la opinión a ver qué pueden hacer, conversando con otros consultores, con compañeros de estudio, etc… y siempre la misma pregunta “cómo logro alinear a las personas para que aquello que construimos juntos y dijimos que haríamos, realmente pase”.
Y fue recién durante mi paso por el DBO que un día, volviendo a mirar por 5ª vez uno de los videos que era parte del material[2] (y que en su minuto buscaba algo muy técnico como el encontrar los facilitadores y obstaculizadores del BO), me di cuenta que tendemos a hablar de “alineación” para referirnos a 2 cosas que son muy diferentes, pensando que son lo mismo: alineación y sintonía.
Y no es de extrañar, ya que nuestra sociedad ha crecido pensando que…
…en realidad no necesito más palabras.
Nuestra sociedad ha crecido pensando. Y punto.
Y nos hemos olvidado de la importancia de la conexión emocional; que somos seres emocionales que piensan y no al revés. Hemos crecido pensando dejando de lado el sentir.
Al buscar en libros, papers, google, Wikipedia qué es la “alineación organizacional” se puede resumir en algo así: “tener una dirección conocida que es aceptada y entendida por todos los trabajadores”.
Por lo tanto cuando generamos un proceso de planificación estratégica tradicional y definimos objetivos en diferentes niveles, KPI’s, pilares estratégicos, planes estratégicos, responsables, y otras cosas más, y luego nos encargamos de difundirlo a nivel organizacional, estamos generando alineación organizacional. Las personas conocen la dirección, la entienden y la aceptan (por algo siguen en la empresa).
Estamos alineados.
Sin embargo, el conocer la dirección, entenderla y aceptarla, no implica que estemos comprometidos con ella; que nos pasen cosas cuando vemos lo que aparece frente a nosotros: crecer un XX% en vol/val share; ser el nºYY del mercado; ser la mejor empresa para trabajar en ZZ… no necesariamente generan involucramiento emocional ni sintoniza con nosotros.
Sintoniza… Sintonía… ¿y qué es la sintonía?
Se denomina sintonía a la igualdad que se registra entre un aparato que emite una señal y un aparato que la recibe. Sintonizar implica un ajuste de frecuencia, de armonización o de coincidencia de un algo con otro algo.
Llevado a nosotros las personas, esta coincidencia o armonización puede darse en torno a ideas, opiniones, argumentos, propósito.
“De la sintonía emerge la movilización”, potente y verídica frase que me dijo una vez mi coach, Rodrigo Zambrano. ¡Brillante!
Si queremos movilizar a las personas, equipos y organización, debemos SINTONIZAR. No alinear.
La sintonía es estratégica, la alineación es ejecucional.
La sintonía permite que las personas conecten y, desde allí se movilicen. La alineación nos entrega la forma en que nos movilizaremos.
Si lo llevamos al Golden Circle de Simon Sinek -uno de los modelos magistralmente simples y potentes que conozco para generar sintonía- tenemos que hablar desde el WHY (el por qué, el propósito) para movilizar[3].
La sintonía se da en el Why.
La alineación en el How.
En la Teoría U de Otto Sharmer se habla de:
Abrir la mente, para
Abrir el corazón, y así
Abrir la voluntad…
La sintonía permite abrir el corazón y sólo cuando lo logramos, podemos abrir la voluntad para movilizarnos.
Y al igual que todo en este mundo, la sintonía se trabaja desde adentro hacia fuera. Primero con uno, y luego con otros.
No podemos sintonizar con otros si no estamos sintonizados con nosotros mismos. Sería como tratar de sintonizar con un amigo a través de un walkie talkie (sí, se me cayó el carnet… serán 42 en 2 semanas más!) cuando nuestro WT no está sintonizado en la frecuencia correcta. Cuando esto sucede, la conexión no la hacemos como queremos, nos vamos hacia otro lado, otra frecuencia.
Eso mismo pasa a nivel organizacional cuando no tenemos claro nuestro propósito. Aquello que nos mueve, lo que hace que seamos quienes somos como empresa, nuestro ADN.
¿Y por qué la sintonía genera movilización? Desde lo que yo he visto y experimentado:
- Porque la sintonía trae consigo la coherencia (sentir, pensar, decir y hacer)
- Porque la coherencia genera confianza y da seguridad
- Porque la coherencia, muchas veces, genera compromiso
- Porque la sintonía con otros genera equipo, comunidad, compañía, sociedad…
- Porque sintonizar se siente bien. Genera emociones placenteras como alegría, orgullo, tranquilidad, esperanza…
Por lo tanto el trabajo previo a (o en conjunto con) la planificación estratégica, es el de definir nuestro propósito. Personal y organizacional. Desde adentro hacia fuera.
Desde aquí podremos sintonizar.
Y desde la sintonía podremos movilizar.
Un texto potente que recomiendo para explorar la sintonía interna, es el “GPS interior” de Ignacio Fernández. Muestra de una manera amable, simple, power (como diría Ignacio) la importancia de estar sintonizados con nosotros, para sintonizar con otros.
Así, la próxima vez que se pillen pensando o bien expresando en voz alta “por qué $%”#¢@ me cuesta tanto alinear a la organización”, pregúntense ¿es alineación lo que me cuesta o es la sintonía?
Y si no tienen la respuesta, me escriben!. Feliz esta Oveja Negra los apoya J.
Aprovechemos que estamos comenzando el año 2020 para partir sintonizados, desde adentro hacia fuera.
Un abrazo y que tengan un maravilloso comienzo de año!
Fran Di Domenico.
[1] El planteamiento del GG en cuestión aparece citado tal cual como fue expresado en el momento, así como el análisis final. La interacción que aparece entre él y yo fue ajustada de manera de presentar la situación lo más clara posible para los lectores.
[2] Les recomiendo tomarse 23 minutos para ver este programa. https://www.youtube.com/watch?v=WpidhWrs310
[3] Acá pueden ver la charla TED de Simon Sinek sobre el Golden Circle. https://www.ted.com/talks/simon_sinek_how_great_leaders_inspire_action?language=en